FelizzzZ

Lo vi en su tierna mirada. En su sonrisa franca.  La felicidad es egoísta.

Con apenas un año, sus manos espachurraron el maíz inflado con la delicadeza propia de un brontosaurio. La cría de homo sapiens engullía vorazmente un bocado tan cuestionablemente nutritivo como sabroso.  Al fin lo había logrado. Sus babas chorreaban ahora por el pechero azul.  Misma superficie infecta a través de la cual sus lágrimas se habían deslizado con similar entusiasmo minutos atrás. Los llantos de aquel ‘mediometro’ habían conducido a la exasperación familiar. Sus padres, ávidos lectores de La Crianza Feliz y otras ‘cientoypicomil’ bobadas editoriales del pelo, dieron finalmente su brazo a torcer y tender sobre aquella boca las ansiadas 22 kcal. Ahora la sonrisa lo delataba. El bebé estaba satisfecho. Había conseguido una pequeña victoria frente a la opresión del sistema imperante y las siempre tensas relaciones de poder; paterno-filial, se sobreentiende.

«Todo el mundo aspira a la vida dichosa, pero nadie sabe en qué consiste» Tampoco Séneca cuando pronunció tales palabras. ¿Cuándo somos felices? O, mejor dicho, ¿cuándo soy feliz? Sí, la felicidad es subjetiva. Desde devorar un Aspito a obtener el bote del Euromillones, pasando por el deleite de una excursión a los Valles Pasiegos. Nuestras metas son distintas e incluso distantes. Pueden situarse en las antípodas de la felicidad del otro o hasta acarrear su desgracia. En definitiva, hacemos bueno o malo aquel sempiterno lema de «mi riqueza es su pobreza«; cúspide de las monsergas empleadas para reprenderle a usted y a mí por la falta de desarrollo en los países descarrilados de tales vías. En algunos de estos últimos, por cierto, la felicidad se torna en preocupación ministerial bolivariana. Ya tú sabes. Más al norte, expertos de la Brookings Institutions lo certifican: los indicadores económicos del bienestar son complementos importantes y un negocio en ciernes.

Intentemos esbozar hoy esa sonrisa. Diga, ¿qué le hace realmente feliz? Pruebe a rellenar este hueco en blanco: ___________________ . Después de sincerarse consigo mismo, extienda este estúpido artículo de pseudo-opinión a su pareja y que haga lo propio en este otro espacio: ___________________. ¿Coinciden? Fantástico. De lo contrario y llevado al extremo, el desacuerdo les podrá hacer felices a cada uno por su lado. ¿Lo ve? Se confirma. Todo pasa por el yo. La felicidad triunfará aunque conlleve liquidar la felicidad conyugal, supuestamente también de su agrado. Ya lo dijo Angelina Jolie en la película donde conociera a Brad Pitt: «una historia con final feliz es una historia inacabada» 

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