¿En criptomonedas o al contado?

Poderoso caballero es Don Dinero. Símbolo de poder; de poder hacer o poder ser. Cada vez menos contante, el pago con tarjeta y otros medios electrónicos ha ganado terreno y privado de acceso a sus ahorros a la población más vulnerable frente a la brecha digital. El desarrollo de nuevas tecnologías, el comercio electrónico o las iniciales recomendaciones sanitarias frente a la pandemia son sólo algunas de las causas que explican los profundos cambios que se suceden en un mercado de divisas que cuenta desde hace algunos años con una versión digital: las criptomonedas.

La crisis política en Kazajistán ha provocado la inestabilidad de este mercado al tiempo que se ponía de manifiesto su creciente correlación de las bolsas. Por definición, las criptomonedas son un medio digital de intercambio que utiliza criptografía fuerte para asegurar las transacciones y verificar la transferencia de activos. Divisas electrónicas que no tienen el respaldo de un Estado o Banco Central sino que se basan en una red de agentes, conectada por Internet. El corte de la red en Kazajistán provocó que este país, segunda potencia en criptodivisas, desestabilizara los mercados. El propio Fondo Monetario Internacional urge ya a la regulación de las criptomonedas por su «correlación con la bolsa» (artículo original en inglés) pues ya no es el «activo oscuro con pocos usuarios» de hace apenas unos años.

En Distrito Euskadi analizamos esta nueva realidad con el director del curso de «Experto en Criptomonedas y Finanzas Descentralizadas» de la UNED Alberto Muñoz Cabanes y nos preguntamos por el futuro del dinero en efectivo junto a Javier Rupérez, presidente de la plataforma Denaria que reivindica el derecho a emplear dinero en metálico. En ese sentido, la entidad subraya que el 28,5% de la población rural son personas mayores, los más afectados por los problemas de acceso al dinero en efectivo.

Una banca más humana

Sacando cuentas, los números no cuadran: se estima que cada día levantan su persiana unas 20.800 sucursales frente a las 45.000 existentes antes de la gran recesión. La reducción de la red de oficinas contrasta con la expansión de la red de redes: Internet, con portales web y aplicaciones móviles. Un salto tecnológico que no cuenta con aval de nuestros mayores: los datos del  EUSTAT reflejan que el 58% de las personas mayores de 65 años en Euskadi no utiliza Internet.  Luego tampoco es de extrañar que, según el informe ‘Banca electrónica y servicios  financieros‘ elaborado por el Instituto Nacional de Estadística, sólo 3 de cada 10 personas de entre 65 y 74 años utilizó la banca electrónica en 2020. Cifras que no a todos convencen por muy oficiales que éstas sean.

«Que mantengan sus derechos, que no se muevan de la puerta de su banco hasta que les atiendan como merecen» A sus 78 años Carlos San Juan ha iniciado una campaña de recogida de firmas para lograr una banca más humana. Este jubilado de Valencia pide que no se elimine la atención presencial en los bancos donde, según denuncia, las personas mayores se sienten «totalmente apartadas» pues casi  todas las operaciones se realizan en horarios limitados, mediante cajero o vía Internet. En Radio Euskadi profundizamos en esa relación de las personas mayores con la banca junto a José Ramón Landaluze, vocal de la junta directiva de NagusiakFernando Herrero, miembro de la Junta directiva de ADICAE, la Asociación de Consumidores y Usuarios de Bancos, Cajas, Productos Financieros y de Seguros.  

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