Santo Oficio 3.0

Nada ha cambiado desde 1984. Seguimos despertando ante pantallas sincronizadas, aunque ahora quepan en la palma de nuestras manos. Nos dejamos la voz para vitorear, hoy día a goleadores fiscales cuando se anotan un nuevo tanto. Nos reconforta nuestro decadente estado de bienestar, ante el temor a nuevos capítulos de austeridad. Nos aterran guerras lejanas, mientras ignoramos nuestro propio frente del terror. El sistema vive de la inercia. Pero somos nosotros quienes contribuimos a mantener el statu quo de nuestra propia complacencia.

Tampoco antes fue distinto. La cotilla de barrio. Tu jefe y el delegado sindical. La profesora de pilates y el monitor de natación. Los padres, y madres, que aguardan a la salida del colegio. Los abuelos y su escuela de la paternidad. Monologuistas sin desgracia que reír. Políticos que estiran el chicle de los clichés. Deportistas de 90 minutos en sofá y mecánicos de F1 apostados en la barra-boxes del bar. Articulistas -y blogueros- tan pretenciosos como desconocidos. Mercedes Milá o Jorge Javier Vázquez son meros aprendices; todos moldeamos este nuevo Gran Hermano.

El control social de los pueblos se ha instalado en nuestro bolsillo. Las redes sociales festejan hoy su onomástica. La tecnología acorta distancias con el tiempo instante que mengua nuestro espacio de confort. Vigías vigilados a lo Snowden. Síntomas paranoides que nos aquejan en proporción a nuestra exposición pública. Pero el show exige más; más publicaciones, tuits, actualizaciones. Una proyección audiovisual de nuestra vida para satisfacer la existencia de terceros. Como señala Winner, lo que importa no es la tecnología misma, sino el sistema social o económico al cual está incluida. «Cotillea para divertirte, espía para saber, controla para mí» Un mantra que nos repiten y repetimos con nuestros hechos ahorrándole el trabajo sucio a los servicios de espionaje. La Iglesia queda, pues, absuelta de sus pecados. Ahora lo sabemos: la Inquisición y los Autos de Fé simplemente eran la versión beta del vigente Santo Oficio digital.