Hay dos tipos de personas. Quienes después de torrarse al sol se oprimen el michelo para buscarse problemas superfluos y quienes tras el hastío del estío pasan del peso, y ese otro que se quitan de encima. Los primeros acaban su verano molón a fuego y bramando el September de Earth, Wind and Fire. Qué ritmo, qué falsetes; y no miro a nadie. Los segundos tendemos a capear el retonno del otoño tras la espesa capa de caspa y el orgullo de nuestra querencia musical por Bertín. Sucedía al término de cada verano. El Sanyo de nuestro coche, sin autorreverse aún, mudaba de casete. De un día para otro y por arte de birlibirloque ‘Los Diablos’ dejaban de ver su rayo de sol – uh-oh-óh – para ceder el paso al lastimero Osborne. El apuesto caballero de verdad languidecía porque septiembre «me ha encontrado sólo aquí, más que nunca te quiero, te quiero y de ahora en adelante, no tendré más compañera que la sooooleeeedaaaad» Un dramón.
Años después la música de Bertín volvió a mi vida y por voluntad propia. Hace ya algunos planes quinquenales me encargaron una sección radiofónica de actualidad-humor y crítica llamada «Corte & Confección«. Internet no disponía de tantos recursos como hoy y la música que ilustraba la sección dependía de las canciones de la fonoteca de la emisora. Consultaba el catálogo de CDs, decidía en función del título y me escuchaba la letra mientras iba grabando la música en el ordenador -en tiempo real- hasta dar con algún pasaje interesante. No hagan números, un porrón de horas fuera de convenio; unas diez u once para apenas 9 minutos. Y fue así como revisité, a decir de los finos, varias joyas musicales como la versión del Ya hay Estatut de Chambao, La minifalda heteropatriarcal, Qué tendrá Marbella de Gil Superstar o Mi primera vez del propio Bertín. Hardcore, ¿eh? Hubo quien reprochó mal gusto, excesivamente conceptual, confuso y reinterpretable… Ni que decir tiene que la sección pasó a peor vida.
De aquella etapa recuerdo también otras melodías bizarras como esa que dice «que vienen los socialistas y nos quieren gobernar» Todo vuelve, hasta la pana. Y septiembre, con mis alforjas abdominales henchidas y en mente algunas ideas e ideotas. Tan abundantes estas como aquellos, los mismos que se han prodigado durante el estío digital para deloitte de posados. Hasta Instagram ha tenido que dar explicaciones ante el aumento estacional de la renta per capita española.
Como a Bertín, septiembre me encontró solo aquí, volviendo con mi música a esta parte, a este blog. Con mis recuerdos de otros tiempos radiofónicos, de analogía telefónica y cámaras Polaroid sin red a la que subir sus vanas instantáneas evanescentes. Aunque ahora cueste, la rutina es buena, el trabajo es salud y el esfuerzo tiene su recompensa. Nunca fue verdad, pero siempre sonó muy bien. No se olviden de sonreír. Eso jamás de los jamases. Resulta imprescindible para sus fotos y esencial para sus vidas, pues somos poca cosa como para tomarnos en serio. Es septiembre y ya estamos de vuelta, de todo.
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