Eulalia de Abaitua, pionera de la fotografía vasca

Plaza de Unamuno | Bilbao (deslice la flecha para comparar ambas imágenes)

Una imagen en blanco y negro, como tantas otras del siglo XIX y XX. La atmósfera gris pronto cobra color en el imaginario bilbaíno. Basta con fijar la mirada en el margen derecho del encuadre para reconocer la actual plaza Unamuno de la capital vizcaína. Es ahí donde los miradores permiten conectar este espacio con su propia historia y la de una pionera de la fotografía vasca: Eulalia de Abaitua Allende-Salazar.

El escenario es el mismo; su expresión fotográfica, tan distinta como los años que distan entre ambos instantes. La imagen constituye en realidad un pretexto para ahondar en la trayectoria de esta precursora de la fotografía local. En compañía de la técnica de colecciones del Museo Vasco de Bilbao Maite Jiménez Ochoa de Alda, repasamos el trabajo de esta joven bilbaína quien tras su paso por Liverpool trajo consigo una pasión por la técnica fotográfica. Abaitua dejó un amplio legado compuesto por más de 2.500 imágenes donde se recogen costumbres, fiestas y tradiciones de su época; además de manifestar gran interés social y humano en sus retratos.

Durante cien años su nombre padeció olvido y anonimato. Muchas de sus imágenes fueron empleadas sin atribución precisa, hurtando así el justo reconocimiento a su autora. Fue a partir de la última década del siglo XX cuando el Museo Vasco de Bilbao sacó a la luz la obra de quien visibilizó con su cámara a muchas otras mujeres. Una fotógrafa amateur que, desde la inocencia de su afición, inmortalizó la labor de las vendedoras de sardinas en el mercado de la Ribera, a lavanderas en las orillas del Nervión, a lecheras, a mujeres acarreando el agua o cultivando la tierra…

Las fotografías de Eulalia de Abaitua miran y hacen visibles mil aspectos de la vida cotidiana en pleno auge de aquella revolución industrial que parecía eclipsar el resto. Parte de esta obra sin precedentes locales conocidos se exhibe en el museo del Casco Viejo bilbaíno donde se muestra parcialmente su colección privada. Un patrimonio gráfico que, con objeto de una minuciosa investigación histórica, conforma el libro «La fotógrafa Eulalia Abaitua (1853-1943)» escrito por nuestra cicerone Maite Jiménez Ochoa de Alda.

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